Mas de una vez, cuando mi hijo hace alguna pequeña travesura en algún lugar público y alguien intenta llamarle la atención (obviamente, Javiercito no le hace caso), hago la aclaración de que él tiene autismo y me dicen: "lo siento". ¿Porqué me dice eso?, ¡mi hijo no está muerto, solo tiene autismo! Yo hubiera preferido escuchar: "o.k." o tal vez, "¡Ah, con razón!".
Ese tipo de etiquetas, aunque son bien intencionadas, crean inconcientemente una distorsión donde decir la discapacidad tal cual es suena a malo, a tristeza, a tabú. Las convierten en palabras prohibidas. Aún el famoso término de "Niños Especiales" me es algo incómodo. En México así como en otros países, cuando una persona cercana es de carácter fuerte o conflictiva, decimos: "es que es muy especial". Es decir, utilizamos esa palabra para evitar decir que la persona es necia, enojona, conflictiva, gritona, voluble... o discapacitada.
Estoy de acuerdo que debemos evitar etiquetar a nuestros hijos, que es mas correcto decir "mi hijo tiene autismo" en lugar de "mi hijo es autista", pero debemos dejar bien en claro el mensaje de que autismo no es tabú, que tan solo damos mas valía a la persona y que además, tiene autismo.
Nuestros niños, en su autismo, son por su naturaleza y escencia puros, su propia existencia son poesía de la vida y no necesitan de frases "hermosas" para tratar de dar imagen a aquello que ya es hermoso. Yo por mi cuenta, me gusta decir que mi hijo tiene autismo, que es bien autista y que es un discapacitado super cariñoso.
(Fco. Javier Garza Fernández papá de Javiercito, autista severo)
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