Como explica el presidente de la Asociación Argentina de Padres de Autistas (APADEA) y presidente Honorario de la Federación Argentina de Autismo, doctor Horacio Joffre Galibert, “sobre el autismo son muchas más las cosas que no se saben de las que se saben”.
Un reciente estudio francés que analizó la evolución del autismo infantil revela que las diferencias individuales y el medio ambiente de crecimiento son los dos factores fundamentales para el mejoramiento de este trastorno que entre el 40 y el 60% de los casos empeora en la edad adulta. Según este trabajo científico, la mitad de los chicos autistas puede lograr en su vida adulta un importante grado de autonomía (de completa a parcial) que les permita estudiar, trabajar y vivir solos.
El doctor Charles Aussilloux, psiquiatra especializado en niñez y adolescencia de la Universidad de Montpellier, Francia, coordinó este estudio. “Sabemos que algunos chicos autistas se vuelven minusválidos, con muchas dificultades, pero otros, en cambio, logran valerse por sí mismos y con una adecuada integración social, trabajan y estudian”, aseguró Aussilloux durante una visita a la Argentina. La científica inglesa Utha Frith esbozó en uno de sus trabajos una definición que exalta la esencia de los chicos autistas: “Son de una belleza cautivante, pero nadie puede pensar que en esas mentes existe algo tan sutil y devastador para el niño y su familia”. Esto es con lo que se encuentran generalmente los padres en el primer año.
Es que la contradicción del autismo genera un alto grado de impotencia en los familiares del enfermo. Existen chicos que hablan inglés, pintan, escriben muy bien, pero que quizá no pueden comer solos o vestirse.
“Nuestra mayor preocupación radica en ¿qué será de ellos cuando nosotros faltemos? Como padres deseamos un Estado presente que abrace y ame a nuestros hijos como propios. Por eso esta fecha mundial sirve para agregar en la agenda pública un tema pendiente en el sistema de salud mental de Argentina”, señala Karina Gabriela Rocca, mamá de Juanse.
Esta madre argentina cree que el paso dado por la ONU puede ser muy importante. “De la dicha que provoca la llegada de un hijo -continúa la mujer en una carta enviada a Hoy- pasamos abruptamente al silencio. No sólo porque notamos la falta del habla y la comunicación, sino por el eterno peregrinar ante profesionales que no logran conformar nuestra intuición de padres sobre el diagnóstico. Luego aparece el silencio de las prestadoras de salud, que en cuenta gotas nos van cubriendo los tratamientos más efectivos para estos casos. Y luego el silencio educativo ante la falta de establecimientos específicos; ni hablar ante la posibilidad de la integración en escuelas comunes”.
http://moni-autismonoesmalapalabra.blogspot.com/2008/04/uno-de-cada-mil-chicos-nace-con-autismo.html
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