Para llegar a esta conclusión los especialistas analizaron a 56 niños autistas que poseían un coeficiente intelectual de 80, dicho coeficiente está situado cerca de la media de la población, que se encuentra en torno a un 100. Los niños debían resolver una serie de test donde se evaluaban algunos de sus aspectos como la memoria o la atención entre otros. Las pruebas demostraban que cuanto más simples eran las instrucciones mejor eran las respuestas.
Contrariamente, cuanta más complejidad poseía el ejercicio a realizar, más dificultades tenían a la hora de contestar.
El estudio indica que las informaciones e instrucciones complejas son más difíciles de procesar para la mente de estos niños y que por tanto, para un mejor aprendizaje es preferible utilizar instrucciones básicas y sencillas que favorecerán una mayor asimilación.
Gracias a los nuevos estudios, se posee un concepto más claro del autismo, lo que en un futuro puede propiciar descubrir las causas que lo desarrollan. De momento se trata de un logro que ayudará a que estos pequeños tengan oportunidad de mejorar en el aprendizaje. Los estudios han sido publicados en la revista electrónica Child Neuropsychology.
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