Me llamó la atención este cruce de comentarios en el blog de Eduardo :
- "Es muy común esto de los amigos imaginarios en niños con autismo ya que se dice que para ellos es una forma de compensar sus retos en el área social." Yoly, blog Aventuras de Super J
- "Creo que lo importante es que el tener un amigo invisible no cause daño ni al que lo tiene por tal, ni a nada ni a nadie. Digo esto porque los efectos de algunas alucinaciones sí que son reales.
¿Puede satisfacer un amigo imaginario tan bien las carencias afectivas de un sujeto que desaparezca esa necesidad? Quizás lo que nació como mecanismo de compensación acabe impidiendo las relaciones con sujetos reales." Anónimo
Los amigos imaginarios corresponden a una forma de expresión que se manifiesta principalmente en niños preescolares. En la bibliografía especializada está descrito como un fenómeno que se da con más frecuencia entre los tres y cuatro años. Aunque hay quienes lo manifiestan hasta un poco más grandes.
Los amigos imaginarios pueden ser de distinta naturaleza, como personas u objetos, peluches, monos o personajes inventados. Y es con ellos con quienes el niño tiene un espacio para conversar, jugar y pelear.
En general, se supone que los amigos imaginarios tienen una función positiva para los niños en momentos en que ellos no son capaces de expresar bien sus sentimientos. Incluso hay ocasiones en que sus propios sentimientos negativos se los atribuyen a ellos. Por ejemplo, para evitar un reto o castigo cuando el niño hace algo malo culpa.
Los amigos imaginarios también surgen como respuesta a las idealizaciones e ideas positivas. Junto a estos personajes tienen espacio para satisfacer sus anhelos y deseos, en general, en esas instancias pueden satisfacer algunas necesidades que no tienen en su entorno habitual.
Este amigo puede cumplir varias funciones:
- Puede ser un compañero de juegos con el que mantiene conversaciones y hace 'como si' estuviese ahí. Le habla, le da órdenes, le regaña, le cuenta sus cosas...
- Puede utilizarle para culpabilizarle de sus errores y travesuras, es decir, de las cosas malas.
- Puede ser el apoyo que el niño necesita para enfrentarse a ciertas situaciones que le crean inseguridad o convertirse en el portavoz de sentimientos que el niño no es capaz de asumir (miedo, celos, enfado...).
¿Cómo debemos actuar los padres?
- No se debe negar su existencia explicándole al niño que no es de verdad. El niño ya sabe que no es real.
- Hay que escuchar al niño y aceptar a este nuevo amigo como uno más, pero ¡cuidado! No caigáis en el extremo opuesto de integrarlo en la dinámica familiar. A veces los padres le nombran más que el propio niño fomentando su permanencia y luego no hay quien le eche. Hay que ser prudentes. Si el niño lo nombra, aceptáis y escucháis atentamente para saber qué papel juega en la cabeza de vuestro hijo, pero si el niño no habla de él ni le nombréis.
- No le hagáis un interrogatorio exhaustivo de lo que hace con él, de lo que le dice o de cómo es, porque al final si el niño nota vuestra ansiedad y preocupación lo mantendrá en secreto y perderéis mucha información.
- Si el niño lo utiliza para echarle la culpa de las cosas 'malas' que él ha hecho no hay que entrar en el juego. Recordad que no debéis negar su existencia, pero tampoco actuar como si fuese real. Hay que enseñar al niño a asumir sus errores y a responder de ellos. Él se llevará su regañina, pero ¿y el amigo imaginario? Éste también tiene que recibir la regañina, pero no se la podéis dar vosotros porque no existe, sólo lo 've' el niño. Así que decirle a vuestro hijo que le regañe a su amigo invisible, que las normas son para todos.
- Se debe procurar que el niño pase más tiempo con niños de su edad o realizando actividades en compañía de alguien que le dedique atención.
Merece la pena leer la entrada completa de donde he extraido estos párrafos.
Fuente: Blog Autismo, de Eduardo.
5 comentarios:
Creo que todos hemos tenido un amigo imaginario de pequeños, ayuda a pasar la infancia, los miedos y aquellas cosas que no podemos expresar. Coincio con casi todo lo dicho y las recomendaciones a los padres me parecen muy sabias. Besos tía Elsa.
Ay nena! no sabía que en Bilbao hay caracoles invisibles!!!!. jajaja!
Guapita, como vea uno de verdad por casa va directo a la cazuela! Ese y otros cuantos los acompañamos con una copa de tinto, vente, anda, y nos empipamos jajaja
Elsa, da gusto saber que siempre estás por ahí.
Pero eso es genial!!!! Un caracol sin babas jajaajajaj!!!!
Fuera de risas, la terapeuta de Gloria me hizo pensar una cosa: hubo una época en la que Gloria hablaba mucho sola, gesticulaba, hacía mohínes ensimismada... y parecía como si estuviera viendo alucinaciones. Me daba mucho miedo verla así. Se lo comenté y me hizo una observación: los niños con desarrollo normal suelen tener amigos imaginarios. ¿Y si Gloria los tiene, pero no puede relacionarse con ellos como un niño normal, y lo está haciendo en su lenguaje, a su manera? Debemos tener cuidado al analizar las conductas de nuestros hijos porque corremos peligro de mirarlo todo bajo la idea del autismo, incluso lo que es propio de cualquier niño. Ese razonamiento me dió mucho que pensar. La verdad es que son iguales AUNQUE diferentes, diferentes PERO iguales. Y los amigos imaginarios no deben ser menos. ;-) Besos con virus.
Muy buena la entrada.Me parece genial que Julen tenga un caracol imaginario,ojalá Natalia algún dia tenga uno tambien...la mayoria de niños tienen uno,no importa si tienen autismo o no y eso me parece que muestra que la imaginación del niño és rica y eso és maravilloso en nuestros niños...dale un besote gordo a Julen y anímale a que cuide ese caracol.Un abrazo.
Publicar un comentario
Tus comentarios son muy importantes. Nos permiten aprender a los demás e incluso pueden ayudarme a actualizar la información de la entrada. Muchas gracias por tu paso por aquí.