La intervención evaluada incluía actividades diseñadas específicamente para animar a los niños a iniciar la comunicación con otros, terapia por el juego con la utilización juguetes y técnicas orientadas a la mejora de la comunicación verbal y desarrollo cognitivo.
Como sabemos, son los déficits en la comunicación y en socialización los síntomas determinantes en el pronóstico de los trastornos generalizados del desarrollo. Precisamente los autores de la investigación, la Dra Landa y sus colaboradores, centran su investigación/actuación en la búsqueda de intervenciones que mejoren específicamente estos déficits.
Esta investigación ha sido la primera que se ha realizado siguiendo una metodología experimental: “Hemos estudiado niños con alto riesgo frente al autismo debido a que tenían un hermano mayor con autismo. Los hemos seguido desde la primera infancia hasta la edad escolar. Es observando a esto niños como se manifestaba ante mis ojos, antes que lo vieran los demás. Este hecho produjo en mi una enorme responsabilidad, dedicando mi vida a esta actividad”, dice la Dra Landa.
Enseñar la capacidad de imitación
En el estudio participaron 50 niños desde la edad de 21 a 33 meses. Se asignaron aleatoriamente al tratamiento 1 o 2 durante seis meses (con sincronía interpersonal o sin sincronía interpersonal).
En intervenciones se emplearon 10 horas por semana con actividades en el aula conducidas por un monitor entrenado para cada intervención, existía la misma proporción de estudiante/profesor. Igualmente, se incluyó una serie de tareas para la casa que implicaban a los padres en cada una de ellas y que recibieron 38 horas de entrenamiento en educación especial y 1.5 horas en tareas de intervención en casa.
Además, para la intervención con sincronía interpersonal se proporcionó un plan de estudio especializado complementario dirigido hacia la capacidad de imitación social comprometida, la atención y la afectividad.
Según la Dra Landa, " Sincronía interpersonal se refiere a la situación en la que el paciente presenta un contacto social bueno y la capacidad de entender la conducta social de otras personas."
" El componente suplementario del programa se enfocó hacia la rehabilitación de los déficits principales del autismo, es decir, el incremento de la imitación social contingente, la teoría de la mente, la respuesta apropiada en clase, incremento de su capacidad para interpretar las señales de atención de las personas, con la idea de que pudieran expresar lo que ellos pensaban, asó como compartir la atención con otros compañeros".
Ambos grupos experimentaron una mejoría en el desarrollo del lenguaje, tal como se esperaba. Sin embargo, el grupo que recibió una intervención especial en socialización experimentó una mejoría mayor en los aspctos sociales del desarrollo.
Las conductas de imitación apareadas con el contacto ocular se duplicaron – pasó del 17% al 42% en el grupo con sincronía interpersonal. Igualmente, los niños que recibieron el tratamiento más intensivo fueron capaces de utilizar nuevas habilidades de imitación en contextos no familiares, persistiendo esta mejoría a los seis meses de seguimiento postratamiento.
Entre el final de tratamiento y la visita de control, los niños que estaban en la condición de sincronía interpersonal mantuvieron los beneficios que consiguieron durante el desarrollo del tratamiento “social”, lo que se interpretó como una eficacia duradera en el tiempo.
" En los niños que no recibieron la intervención especializada en socialización se observó que los beneficios obtenidos durante el tratamiento fueron desapareciendo progresivamente".
Esto, según los investigadores, supone un gran hallazgo, ya que el déficit social es uno de los aspectos que puntúan en el autismo. En definitiva, para la Dra Landa, la intervención en el área social es fundamental para cambiar la evolución del autismo.
Pequeños cambios, gran diferencia
Según refieren los investigadores, una de las características de esta intervención es que sólo se aplica durante algunas horas al día como complemento de las actividades en clase normalizada, habiéndose demostrado que los seis meses de intervención en estas condiciones mejoran las habilidades de imitación social en los niños con autismo. Esta mejora es fundamental como pilar para el más amplio aprenidaze de la conducta social. En definitiva, nos dicen, la investigación pone en evidencia el como pequeños cambios durante el inicio de la educación infantil puede transformarse en mejoras significativas del desarrollo de las habilidades sociales.
Fuente: Blog del Dr. Joaquin Díaz Atienza, visto en Aspau
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