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Ausencias epilépticas y autismo

Maite

Ante la primera alarma de una ausencia en nuestros chicos, un "estar sin estar", evadidos mirando al infinito sin respuesta a estímulos por largo rato, deberemos plantearnos adelantar nuestra cita anual con el neurólogo para que sea él quien nos diga si preocuparnos o no, y no adelantar acontecimientos por nuestra cuenta.
Sin resultar alarmistas no podemos olvidar que el autismo y epilepsia son intimamente relacionados en cantidad de publicaciones y artículos encontrados por la red.
Intentaré ampliar información en posteriores entradas.

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La frecuente asociación entre epilepsia y autismo puede deberse a varias razones. La más simple y a menudo correcta es que la epilepsia es un síntoma asociado sin vínculo directo a la disfunción cerebral que causa el autismo, como otros trastornos neurológicos de la infancia como parálisis cerebral o deficiencia mental. Varios factores pueden ser también responsables independientes del autismo y la epilepsia: por ejemplo, un tipo especial de daño cerebral puede causar autismo y un factor genético no relacionado ocasionar epilepsia, o viceversa.
Fuente El rol de la epilepsia en la regresión autística

La epilepsia está asociada con una variedad de trastornos metabólicos y del desarrollo, entre los que se incluyen parálisis cerebral, neurofibromatosis, dependencia del piruvato, esclerosis tuberosa, síndrome de Landau-Kleffner y autismo. La epilepsia es solo uno entre un grupo de síntomas que se presentan comúnmente en las personas que tienen estos trastornos.

Las personas que sufren de ausencia epiléptica tienen crisis de ausencia repetidas que causan pérdidas momentáneas de la conciencia. Estas crisis casi siempre se inician en la infancia o en la adolescencia y tienden a venir de familia, lo que indica que pueden deberse, al menos parcialmente, a la presencia de un gen o genes defectuosos. Algunas personas que sufren crisis de ausencia realizan movimientos sin sentido, como movimientos bruscos de un brazo o parpadeo rápido de los ojos. Otras no muestran síntomas evidentes, excepto por los momentos breves en los cuales están "idas de la situación". Inmediatamente después de pasar la crisis, la persona puede retomar lo que estaba haciendo. Sin embargo, estas convulsiones pueden ocurrir tan frecuentemente que la persona no se puede concentrar en la escuela o en otras situaciones. La crisis de ausencia infantil generalmente se detiene cuando el niño llega a la pubertad. Las crisis de ausencia no tienen generalmente efectos duraderos sobre la inteligencia u otras funciones del cerebro.
Fuente NINDS

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