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Qué es el autismo

Maite
El autismo es un trastorno del desarrollo, el resultado de un daño neurológico que afecta las funciones cerebrales e interfiere con el desarrollo normal del cerebro en las áreas de razonamiento, habilidad de comunicación y la interacción social.

Para diagnosticar el autismo, según Simon Baron y Patrick Bolton, debe presentarse un retraso en el desarrollo del niño en las siguientes tres áreas:
- Las relaciones sociales y el desarrollo social del niño son anormales.
- El niño no logra establecer una comunicación normal.
- Los intereses y actividades del niño son limitados y repetitivos en lugar de ser flexibles e imaginativos.

"El autismo es un síndrome que afecta la comunicación, la creatividad imaginativa y las relaciones sociales y afectivas del individuo". Como su definición lo dice, el autismo es un síndrome, no es una enfermedad y por lo tanto no existe cura. Se puede mejorar la calidad de vida de quien lo padece y enseñarle nuevas habilidades con la intención de hacerlo más independiente. Pero como en el Síndrome de Down y otros trastornos del desarrollo, el individuo que lo tenga será autista toda su vida. Son pocos los casos de niños que en su edad adulta logran la independencia total. (Javier Garza)

El autismo no es causado por un problema emocional o un trauma psicológico. Es un trastorno neurológico que aparece por lo general en los primeros 3 años de vida y es 4 veces más frecuente en los hombres (de todas las razas o estrato social).

El autismo por lo general no se detecta al nacimiento. Sin embargo los niños pueden presentar síntomas desde los pocos meses de nacidos como “arquear” la espalda cuando se les trata de cargar, o sobre-reaccionar a estímulos pequeños. Pueden ser muy pasivos, o por el contrario estar constantemente agitados.

Por lo general la madre o encargada del niño comienza a notar anormalidades de la comunicación, comportamiento y retraso en el lenguaje, hasta después de los 2 años de edad. Muchos de los niños autistas no presentan interés por juguetes, no sonríen y no les interesa el contacto con otros niños.

Los síntomas más comunes son:

- movimientos repetitivos como mecerse constantemente
- mover sus manos enfrente de los ojos,
- repetir palabras o frases para sí mismos,
- respuestas poco comunes a situaciones simples de la vida diaria y a las personas que los rodean,
- se resisten a los métodos normales de aprendizaje,
- pueden actuar como si no oyeran,
- pueden presentar risa en momentos inapropiados, stress intenso sin razón, insensibilidad al dolor,
- parecen no sentir miedo al peligro,
- no hacen “contacto visual”,
- pueden tener un apego anormal a algunos objetos,
- ser pasivos o presentar extrema actividad,
- se resisten al cambio de sus rutinas
- y dificultad en su relación con otros niños.

Los pacientes autistas presentan con frecuencia trastorno en uno o más de los sentidos (oído, visión, tacto, gusto, olfación y el sistema del equilibrio). Pueden presentar hipersensibilidad (sentir mucho) o hiposensibilidad (sentir menos) que les dificulta la respuesta normal a estímulos cotidianos.

Algunos pacientes autistas rechazan por completo el contacto físico y otros por el contrario, tienen poca sensibilidad al contacto o al dolor. Cuarenta por ciento de los autistas se sienten incómodos o molestos a ciertos sonidos y frecuencias como el llanto de un bebé o el sonido del motor del auto, mientras que el resto no presenta reacción a ruidos intensos.

Algunos pacientes con autismo presentan talentos especiales como en el arte, la música, las matemáticas y pueden tener una memoria extraordinaria, pero por lo general, solo pueden mantener su atención en un solo objeto o tarea a la vez. Muchos pueden aprender a hablar y ser independientes.

Por su problema de ser altamente sensitivos, se pueden sentir sobrecargados o bombardeados emocionalmente, en situaciones sociales normales para otro individuo. Pueden reaccionar con confusión, furia o meterse en sí mismos, cortando todos los estímulos exteriores.

Los autistas tienen dificultad para expresarse con su cuerpo, gestos, expresión de su cara. Por eso pueden parecer sin emociones. Se describe al autista como que “vive en su propio mundo” o “vive en el mundo normal, pero a su manera”, ya que tienden a ser muy reservados, o tímidos.

Los niños autistas tienden a tener dificultades en la pubertad. Se reporta que el 20% de estos pacientes puede sufrir de ataques epilépticos de diferentes grados.

El autismo no es retardo mental, o psicosis o falta de contacto con la realidad. Los pacientes autistas no “escogen” ser autistas. Un equipo multidisciplinario (neurólogo, psicólogo, pediatra, terapista de lenguaje, terapista de comportamiento) es muy importante para realizar un dignóstico certero.

No hay cura para el autismo, sin embargo la investigación y tratamiento para estos pacientes ha avanzado mucho en los últimos 50 años. Se les ofrece terapia de comportamiento, de lenguaje, sensorial, de integración, auditiva y en los últimos años se le ha dado gran importancia a la nutrición.

El rasgo más notable del autismo es una interacción social limitada. Los niños con autismo suelen no responder a sus nombres y a menudo evitan mirar a otras personas. Estos niños a menudo tienen dificultad interpretando el tono de la voz y las expresiones faciales y no responden a las emociones de otras personas u observan las caras de otras personas en busca de señales para el comportamiento apropiado. Ellos parecen estar ajenos de los sentimientos de otros hacia ellos y del impacto negativo que su comportamiento tiene en otras personas.

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