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Forma de aplicar la "Extinción"

Maite
Cuando el niño presenta una conducta que busca un refuerzo o reacción, ya sea conseguir algo o simplemente lograr la atención, se busca eliminar esa consecuencia que busca al niño de tal manera que al ya no existir reforzante, se extingue la conducta inadecuada. Normalmente este tipo de técnica se aplica en casos de manipulación, donde los niños buscan controlarnos para lograr sus objetivos (¡y vaya que algunos son buenos en eso!).

La técnica consiste en IGNORAR TOTALMENTE la conducta del niño, actuar como si no nos diéramos cuenta de lo que está sucediendo y continuar haciendo exactamente la misma actividad sin ningún cambio visible para el niño. El niño al ver que su rabieta no da resultado, podrá disminuirla mientras piensa qué otra cosa puede hacer o incrementar drásticamente sus gritos pensando que con ello sí logrará su cometido. Al final o después de aplicar varias veces la extinción, la conducta tenderá a disminuir paulatinamente hasta quedar erradicada.

Es muy importante se persistente y constante en su aplicación. Tomemos el ejemplo del niño que se tira al piso dando patadas y gritando: al ver que su mamá/papá no reacciona, es muy posible que grite mas fuerte y se dé golpes a sí mismo.... si en ese momento reaccionas buscando que no se lastime, habrás enseñado al niño "GRITO FUERTE PEGÁNDOME Y ASÍ LOGRO SU ATENCIÓN" con lo que lejos de erradicar la conducta, la habremos reforzado aún mas y será mas difícil controlarla posteriormente. Si al aplicarla el niño se pega en su cabeza (típico), no reacciones y dedica tu mente a pensar qué le pondrás (árnica, tal vez) una vez que se calme para curar su hematoma o moretón (chichón, como decimos en México).

El incoveniente de aplicar esta técnica (la cual es muy efectiva) es que si la aplicas en la calle o en una tienda, no falta algún metiche que se acerque a darte consejos frente al niño o bien, aún peores, los odiosos observadores sin educación, pues aunque tú estás ignorando, ellos no y aunque en menor escala, también refuerzan esa conducta negativa del niño. Considera que la meta final del niño es lograr TU ATENCIÓN, no la de los demás, por lo que a final de cuentas, lograrás el resultado buscado aunque no tan rápidamente.

La aplicación de extinción (como todas las demás técnicas) debe ser consistente, es decir, TODOS deben actuar de igual manera, por lo que papá, mamá, hermanos mayores y todos aquellos que mantienen contacto con el niño deberán aplicarla de igual forma.

Un ejemplo de la vida diaria para comprender mejor la extinción:

Imaginemos que tú, mamá, estás molesta con tu esposo porque anoche llegó con copas demás y confundió el lavabo de manos con el escusado (¿donde se habrá lavado las manos?, hummm)... al día siguiente estás fúrica y él, totalmente desentendido, está muy cómodamente viendo el futbol soccer en la T.V. mientras se toma una cerveza para quitarse la resaca (cruda, dolor de cabeza)....

Estás sirviendo la mesa y no te ha presentado ninguna explicación o disculpa... para que se dé cuenta que estás molesta, caminas dando pisadas fuertes, pones los platos sobre la mesa estrepitosamente buscando su atención... ¿pero qué sucede?... el muy infeliz, ni cuenta se ha dado, si voltea a verte hasta te sonríe o te pide que le traigas otra cerveza del refrigerador... ¿qué haces entonces?... caminas mas fuerte, haces gestos de enojo, dejas caer algo contra el piso... ¡lo que sea para que el desgraciado sepa que TÚ estás molesta!... ya no te interesa tanto sus disculpas, tan solo quieres llamar su atención...

Pero él, que es un ángel (como somos todos los hombres, jajajaja) no se da cuenta de nada... se estará quedando sordo, tendrá alzheimer o le falta un tornillo, pero el hecho es que todas tus rabietas, malas caras, taconeos contra el piso no dan resultado alguno... ¿seguirás con la misma estrategia?... difícilmente creo que lo hagas, pues de nada te sirve... posiblemente le apagarás la T.V. y te pararás frente a él reclamándole, pero el hecho es que tu conducta hacia él ya no será la de hacer berrinches... ¿verdad? Bien, si nosotros en algun momento de nuestra vida actuamos así... ¿porqué nuestros niños no?

(Fco. Javier Garza Fernández papá de Javiercito, autista severo)
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