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El valor de un abrazo. Abrazoterapia.

Maite
Las demostraciones de afecto son de vital importancia para lograr el mejor desarrollo de los niños afectados por autismo.

Una de las nuevas terapias que han demostrado ayudar a romper la coraza de estos chicos es la Abrazoterapia. Cuando Juan era pequeño ni siquiera se hablaba de ella, pero el psicólogo que lo atendía sugirió a la madre inducir una regresión en el chico cuando Juan ya tenía seis o siete años y se alimentaba con vaso y cucharas, al momento cuando todavía tomaba biberón y acunarlo como si fuera bebé. El especialista pidió a la madre que se bañara con él y que lo colocara sobre ella en la tina, para que el chico tuviera contacto piel a piel, las primeras sesiones no fueron fáciles. Juan gritaba, pataleaba y se resistía a permanecer en los brazos de la madre, pero poco a poco fue rompiendo su resistencia, hasta que permitió cada vez más el contacto físico.

"Esta terapia se realiza hoy de manera más organizada", señala Margarita Guerra Paredes de Desarrollo Psicológico Integral quien aprendió al lado de Enrique Sarabia un psicólogo que se ha especializado en tratar el autismo. "Es una terapia muy fuerte, pero que reporta excelentes resultados. Se pide a la madre que abrace al niño, aun contra su voluntad, y le hable lo más tranquila que pueda".

Quienes han tenido o tienen un autista en casa saben lo difícil que es esto: los chicos chillan, patalean y rechazan el contacto físico y la madre debe mantener la calma. Es una manera de unir lazos entre ambos, y la mamá tiene que abrazar al niño por espacio de 20 a treinta minutos sin soltarlo. Es importante que sea la madre para que el niño empiece a entender quién es su mamá, y que esta no ceda hasta que el pequeño deja de llorar y se tranquilice.

La mamá tiene que estar con toda la disposición, y hablar tranquilamente con el niño aunque esté alterado, "las madres cargan muchos sentimientos de culpa, con razón o sin ella", dice la especialista, y cuando la madre pide perdón al niño, por el daño que pudo causarle, ella se siente mejor, y empieza a hacer cosas, ya no para enmendar su culpa, sino para restaurar la relación.

Es vital que la madre esté en perfectas condiciones afectivas y psicológicas, porque es difícil abrazar a alguien que te está rechazando. La primera vez "apoyé a la madre de unos gemelos, ambos autistas; la madre abrazaba primero a uno y luego al otro, fue un entrenamiento de una semana, luego ellos regresaron a su lugar de origen a seguir trabajando lo aprendido".

Al principio debe ser la madre la que brinde esta terapia de abrazos y cuando ha logrado que el niño acepte el contacto sin rechazo, hay que incorporar al padre, primero junto con la madre y después en sesiones de quince minutos cada uno. Cuando este contacto se ha establecido se incorporan los hermanos o la familia más cercana del autista. Este proceso puede llevar meses y es necesario que la madre se prepare psicológicamente y sea ella misma quien escoja el momento del día en que está más dispuesta.

No se debe realizar ninguna otra tarea, y ahí la función del padre es importante para que si tienen otros hijos los distraiga mientras la madre está con el chiquito. Es conveniente acunarlo, cantarle estribillos infantiles, hablarle suave y cariñosamente, que el niño se sienta amado y aceptado. Finalmente, y de acuerdo a información de la Academia Americana de Neurología, es importante estar atentos a los síntomas descritos anteriormente, pues a una detección más pronta del problema, se pueden lograr más y mejores avances para el tratamiento del niño autista.

Alicia Yolanda Reyes
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2 comentarios:

Nono Castro

Hace como 17 ó 18 años que leí un articulo que se llamaba el abrazo a medida, me llamo tanto la atención que decidí practicarlo con mi hija de apenas dos añitos. ella estaba siempre en el suelo y yo idee que si gateaba y la llamaba ella seguiría el juego y así fue. El tema consistía en gatear por la casa y cuando nos encontrábamos nos dábamos un abrazo a medida para lo que mi cara estaba siempre a la altura de la suya y así poder abrazarnos de tu a tu, sin limitaciones impuestas por mi altura. No quiero cansarles mucho pero mi hija que en ese momento no vivía conmigo sintió al igual que yo un vinculo muy difícil de explicar y hasta hoy existe y ademas con casi 20 años sigue en algunos momentos sin saberlo buscando esos abrazos que en su mas tierna infancia le confirmaban el amor tan grande que siento por ella y ella también como hija siente por mi.
Lo se Yamiluki. Lo se.

Maite

Gracias con contarnos la experiencia Nono...
Para mí acostumbrar a Julen a abrazar supuso un gran esfuerzo por su parte y un gran paso en todos los sentidos. De no dejarse tocar a celebrar TODO con abrazos, es maravilloso.

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